El mundo marca o quiere marcar
nuestro destino. Satanás quiere vernos destruidos y lo que es peor los que
marcamos un destino desalentador somos nosotros mimos. Con nuestros complejos,
nuestras limitaciones.
¿Cómo miras
el futuro del mundo? ¿Cómo miras tu futuro? La realidad que está viviendo el
mundo con guerras, escases, enfermedades hace creer que el destino o el futuro del
hombre sea muy malo.
Jacob no creía que podía tener un
buen futuro. Génesis 48: 11 “Y
dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver
también a tu descendencia.” Nosotros somos los que limitamos lo que Dios quiere
hacer de nosotros.
Nuestra lógica no cuenta para Dios.
La tradición decía que el que tenía que recibir la bendición era el mayor. Pero
Dios hizo todo lo contrario a través de Jacob. 48: 14 “Entonces Israel extendió su mano
derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano
izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque
Manasés era el primogénito”
¿Cuál es nuestra reacción cuando no
entendemos lo que Dios hace?
1. Nos enojamos. 48: 17 “Pero viendo José que su padre ponía la
mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano
de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés” le queremos
pagar a Dios con el desprecio o la indiferencia y dejamos de congregarnos.
2. Queremos corregir a Dios. 48: 18 “Y dijo José a su padre: No así, padre
mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza” cuando
nosotros no hacemos lo que él nos manda es lo mismo que le digiramos así no.
El problema de los hombres es que
con mucha frecuencia nos olvidamos que Dios lo sabe todo. 48: 19 “Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé,
hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también
engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia
formará multitud de naciones.”
Dios puede cambiar nuestro destino
y el de nuestra familia. Pero para esto es necesario primero cambiar nuestra mente,
nuestra manera de pensar. Joel 3: 10 “Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras
hoces; diga el débil: Fuerte soy.”
Nosotros somos producto de lo que
pensamos, los demás nos ven como nosotros mismos nos vemos. Como vencedores o
como unos derrotados.
Si nosotros nos vemos en un buen
futuro podremos declararlo para los demás, nuestras bendiciones como padres pretenden
ver un mejor futuro para nuestros hijos. Todo depende de cómo oras. 49: 28 “Todos éstos fueron las doce tribus de
Israel, y esto fue lo que su padre les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su
bendición los bendijo”
El mundo siempre va a querer
hacernos mal pero Dios siempre cambiara el mal por bien. 50: 20 “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas
Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a
mucho pueblo”
Dios cambia la maldición por bendición.
Deuteronomio 23: 5 “Mas
no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la
maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba”
Antes de conocer de Cristo nuestro destino estaba marcado por el alcohol,
la prostitución, la mentira. Pero Jesucristo cambio nuestro destino. Salmo 107:
33-38 “El
convierte los ríos en desierto, Y los manantiales de las aguas en sequedales;
107:34 La tierra fructífera en estéril, Por la maldad de los que la habitan. 107:35 Vuelve el desierto en estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales. 107:36 Allí establece a los hambrientos,
Y fundan ciudad en donde vivir. 107:37 Siembran campos, y plantan viñas, Y rinden abundante fruto.
107:38 Los bendice, y se multiplican en gran manera; Y no disminuye su ganado”
107:34 La tierra fructífera en estéril, Por la maldad de los que la habitan. 107:35 Vuelve el desierto en estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales. 107:36 Allí establece a los hambrientos,
Y fundan ciudad en donde vivir. 107:37 Siembran campos, y plantan viñas, Y rinden abundante fruto.
107:38 Los bendice, y se multiplican en gran manera; Y no disminuye su ganado”
Recuerda Jesucristo puede cambiar
nuestro destino no importa lo que el mundo te haya hecho creer tu estas hecho
para grandes cosas. Deja que Dios utilice tus dificultades como trampolín para lanzarte
a una vida de éxito y victoria.
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